Las dos empiezan por «i» Begoña Vega
Las dos empiezan por “i”, es un viaje que re- quiere abandonar nuestros papeles habitua- les, nuestros guiones convencionales e im- provisar una senda que nos lleva a vivir el espíritu del ahora. Aunque haya una estruc- tura definida, el camino es la improvisación, mantenerla viva huyendo de la repetición, la memorización y del automatismo, donde la posibilidad y la toma de decisiones están siempre presentes.
Por su carácter espontáneo, lo que sucede en una improvisación es una experiencia única e irrepetible.
Deseo ser un cuerpo que se expone: hablan- do, experimentando, jugando, buscando el equilibrio; tomando conciencia de sus posibi- lidades, de sus limitaciones. Un cuerpo gene- rando situaciones en las que no establece nin- guna regla, no sabe, se deja llevar a la deriva, se contradice, combinando luz y oscuridad, comedia y tragedia. Un cuerpo que poco a poco se libera del vértigo de las expectativas.
El hilo musical oscila entre el sonido de mi respiración y el ritmo de mi corazón. Es mi propia música, esa música que suena en mi interior, la que me permite crear el paisaje musical de mi viaje, comprender hacia dónde voy y cómo llegar.