Victor Ullate

Con motivo del estreno de las piezas que forman «Soirée du Ballet» de la compañía de Miguel Navarro Ballets de Tenerife, ahora dirigida por Héctor Navarro, estuvimos en el Teatro Leal disfrutando del estreno de estas piezas y compartiendo con los maestros Miguel Navarro, Eduardo Lao y Víctor Ullate. Pudimos sentarnos un ratito con Víctor Ullate a charlar, y este es el resultado.

DC: Miramos hacia compañías relevantes del ballet internacional y vemos nombres de profesionales que han pasado por su linóleo. ¿Qué siente?

VU: Hombre, es un placer. La verdad es que uno piensa que el esfuerzo ha servido para algo. En su día, tuve mucha preocupación porque dije: «Depende de cómo yo forme a mis alumnos, así bailarán». Y dije: «Bueno, pues voy a intentarlo». Poco a poco, yo aprendí con ellos también. Es decir, aunque la enseñanza me encantaba, es verdad que siempre me apasionó la formación del alumno. Pero siempre, siempre hay que aprender. Nunca se termina de aprender, y tú vas aprendiendo también con los alumnos. Los vas modelando y los vas haciendo a tu semejanza, como te gustaría que fueran. Tengo que decir que he sido muy feliz, porque cada vez que iba a mi trabajo a dar clase, decía: «Es un lujo, no es un trabajo». Es un regalo que la vida me hace. Los vas queriendo, les vas dando parte de ti, vas viendo muchas cosas que dices: «Fíjate, si las hacía así, las hacía yo. Me gustan como las hace, como quisiera que las hicieran». Y siento placer. Nunca esperes nada de nadie porque la gente, unos son agradecidos y otros no se acuerdan. En una palabra, se olvidan. Pero yo creo que en todos, hay una pequeña parte en su corazoncito que me tienen en cuenta. Yo lo sé. Es normal. Es como un hijo cuando se revela con su padre: «¡Yo ahora ya soy mayor y sé lo que hago!» Pero para mí, todos tienen algo. Algo de mí. Y yo estoy feliz.

DC: En su trayectoria se ha encontrado con bailarines de las Islas Canarias (le nombro a algunos que formaron parte de la CND). ¿Qué vio en los primeros que llegaron a Madrid?

VU: Entusiasmo, mucha ilusión y muchas ganas de trabajar. Entonces venían de aquí de las islas a la península y todo era novedad para ellos. Era como un sueño, un sueño que me lo hicieron vivir a mí también. Y no hay mejor cosa que unirte a ellos y vivir lo que ellos viven, sentir lo que ellos sienten y darles lo que ellos quieren.

DC: Hace ya dos años que cerró todos sus proyectos. Con esta perspectiva que le ha dado el tiempo, ¿cómo ve la danza en España?

VU: Pues la danza en España la veo peor que cuando vine, es decir, los políticos… Todo empieza cuando eres pequeño, cuando vas a la escuela, cuando vas al instituto, cuando tienes unas asignaturas. Si tú tuvieras la asignatura de la danza, seguro que la gente respetaría más la danza y la amaría más. El problema es que los políticos solo piensan en ellos, y encontrar un político que ame el arte es difícil. Los hay, pero es difícil, y cuando les hablas del arte, es como hablarles de la luna. Creo que les interesa más la luna que el arte. El otro día me hacían una entrevista aquí, y yo decía: «Bueno, pues ustedes aquí en Tenerife tienen los Ballets de Tenerife desde hace muchos años. Como no hay apoyo, no hay ayudas, no se le da la importancia que le dan los franceses, imagínate los franceses, los alemanes, los ingleses… Cualquier país. Aquí no se le da la importancia». Entonces, el bailarín emigra, tiene que emigrar, tiene que irse, y es una pena. Porque si todos estos bailarines que tú me has dicho hubieran estado aquí, en su país, pues ahora mismo tendríamos grandes compañías y tendríamos una trayectoria, una historia detrás. Sería maravilloso. Si yo he tenido 40 años una compañía ha sido porque tenía una escuela que estaba detrás, y cuando faltaba dinero, la escuela daba dinero siempre, desde el primer momento, y la fundación igual. Cuando tuve que parar hace dos años, debía tanto dinero a bancos, etc., pues todo el mundo fue a por mí. Dije: «Víctor Ullate no puede quedar mal con la imagen que siempre he tenido, con el trabajo que he hecho. Bueno, pues yo cargo con todo, con todos los gastos y todo». Tuve que empezar a vender todo para poder pagar, pero feliz, porque ahora me he quedado más tranquilo. Estoy satisfecho de lo que he hecho, que es lo que más vale. He hecho en mi vida lo que he querido, que ha sido un regalo. No debo dinero a nadie, y la verdad es que he disfrutado. De eso se trata la vida. Es muy corta, y lo que se trata es de vivir la vida lo mejor posible.

DC: Nos ha ayudado a amar la danza, a verla con otros ojos y a aprenderla mejor.

VU: Mira, desde el primer momento, a mí ejecutar pasos no me ha gustado. Siempre hay que sentir lo que haces. Cuando sacas una pierna, la sacas sintiendo lo más profundo de tu ser, el movimiento debe ser limpio y bonito. Yo puedo bailar sentado sin ningún problema, porque la danza está en mi mente. Para mí es fácil, ¿sabes? Y eso es lo que siempre les digo, no hagan las cosas por hacerlas, sino que todo tiene un sentido. Una mirada, un gesto o un movimiento, transmítelo al público.

DC: Has creado muchas obras y hoy tenemos aquí en Tenerife, en las Islas Canarias, desde Triana a Sevilla. ¿Qué nos traes?

VU: Bueno, hace poco murió Manolo San Lucas, que era uno de los mejores, o el mejor. Tuve un encuentro muy bonito con él y me hizo escuchar la música. ¡Me encantó! Hice este paso a dos en el 92 para la Expo de Sevilla. Estaba dedicado a mi maestra, María, y la verdad es que quedé encantado desde el primer momento. Fue una joya y a todo el mundo le encantó. Héctor estaba estudiando conmigo en Madrid, luego estuvo en mi compañía y después pasó a formar parte del Ballet de Lausana y ahora está aquí, así que tienen la suerte en Tenerife de tenerlo. Es un chico con mucho talento y muchas ganas, y tendrían que ayudarlo y apoyarlo para que no pase lo que ha pasado con tantos otros que hemos dado todo y nos vamos con esa especie de pena de que todo se acaba, porque mi escuela me costó muchísimo. Yo decía que los franceses tienen su forma de bailar, los ingleses lo mismo, los italianos, todo el mundo tiene sus escuelas. Yo quería hacer aquí una escuela en la que dijeran: «Ese viene de España», y así sucedió. Cuando veían a un bailarín, decían: «Ese es de Víctor Ullate». Es como una especie de pincelada que dabas al bailarín. Es como pintar un cuadro, que tiene color, movimiento, y te gusta o no, pero lo tiene. Tiene su personalidad, y eso es lo que yo quería hacer con la danza: que mis alumnos tuvieran la personalidad de haber estudiado conmigo.
«Como te decía, Héctor Navarro me llamó y me dijo: «maestro, quiero hacer un programa de pasos a dos y quiero un paso a dos suyo, le pregunté ¿qué querrías?». Me dijo: «a mí siempre me gustó ‘de Triana a Sevilla’, tengo un recuerdo maravilloso». Y dije: pues lo tienes ya. Hay que ayudar, sí hay que ayudar a estos jóvenes a que luchen y consigan que el trabajo siga yendo a más, no a menos. Y concienciar al Cabildo y al Gobierno de que la danza es necesaria para el ser humano, que hace más sensible, te hace sentir muy diferente las cosas, te hace ser feliz. Es una terapia también, porque muchas veces no te sientes bien, te sientes triste o las cosas no te han salido, no te sientes bien, o tienes un dolor de cabeza, pero la danza es terapéutica y curativa.

DC: Muchísimas gracias por esta entrevista, por dejar llegar el paso a dos de Triana a Sevilla, a las Islas Canarias, y esperamos volver a saber de usted pronto.

VU: Tengo un gran cariño a las Islas Canarias. Yo siento, yo pienso que en algún momento he vivido aquí porque es verdad, paso algunos periodos de tiempo por aquí, tengo grandes amigos canarios y sobre todo también he ido mucho a La Graciosa. Las únicas Islas que no conozco son El Hierro y La Gomera, pero las demás las conozco.

DC: ¡Hay que ponerlas en la agenda!
VU: Lo voy a hacer.
DC: Ahora está cerquita.
VU: Lo voy a hacer y no tardando mucho.

Entrevista realizada el 5 de noviembre de 2022.

Se ha realizado un transcripción completa de la conversación.