Un momento oportuno, de Provisional Danza (Madrid)
La pieza
Basada en los textos del historiador Carlo M. Cipola (1922-2000) “Leyes fundamentales de la estupidez humana“. Estos textos nos han dado pie para hacer una crítica a la sociedad, reflexionar sobre el presente sin olvidar el pasado, para intentar arreglar algo, aunque sea a nosotros mismos.
Provisional Danza
La compañía Provisional Danza lleva más de 30 años en la escena. Su fundadora, Carmen Werner, es una de las creadoras más talentosas y prolíficas del panorama internacional. No solo ha compartido con el mundo cientos de creaciones que presenta ella misma y otras compañías de Europa, Asia y América, sino que ha sido la maestra con mayúsculas de actuales bailarines y coreógrafos que inundan la cartelera de la danza contemporánea.
En su universo, Werner ha vivido varios periodos. Fue allá por al año 2000 cuando sus obras dieron un primer cambio, síntoma de una mujer inquieta y creativa, elegida por algo más grande. Dejó atrás creaciones que atravesaban magistralmente con crudeza y poesía para hacer danza con otro humor y teatralidad, más directa con el público y sus risas, obras con otro riesgo, y una apertura en el que ella volvía a suscitar mayor curiosidad y referencia de la que ya tenía.
Posee un repertorio marcado por la fuerza y la originalidad, convirtiéndose en fuente de inspiración para muchos compañeros de profesión; una fuente inagotable de ideas y de producción. Porque Carmen Werner, con su compañía ha dado forma. No solo ha ideado un sinfín de mundos posibles, sino que les ha dado existencia con gestos y bandas sonoras de emotiva fijación en la memoria.
Su larga trayectoria desemboca actualmente en producciones muy ricas en el lenguaje coreográfico, elencos que mueve con una maestría espectacular, y en la que combina esa excelencia en el movimiento coral, la voz y las cosas. En los trabajos de Carmen parece siempre darse una diferencia de rol entre el hombre y la mujer, una necesidad de estar acompañados, y en el fondo personajes que parecen observarse como si fueran objetos, pero que hablan de lo humano con asertividad y honestidad.
La pulcritud de su lenguaje técnico, hace que cada una de sus coreografías, arropadas desde la sencillez van moviendo a los espectadores por fotografías de un tiempo, de escenas que parecieron existir. Es como si Carmen contara una parte de lo ocurrido, pero es tan hábil que podemos ver aquello que no muestra y además hacerlo nuestro.
Provisional Danza y Carmen Werner es parte de la historia, no solo por lo que ha hecho, sino porque en cada trabajo nos recuerda quienes somos, y quienes podríamos llegar a ser. Por haber inundado muchas miradas y seguir inspirándonos para seguir ramificando ese árbol suyo al que muchos tenemos la suerte de pertenecer.
Sus obras son de piel y abrazos, y solo puede ser el reflejo del compromiso y la humanidad de esta gran mujer. Una bondad como pocas, y eso hace que cada paso de baile te acaricie, y quieras ser ese aire que tocan sus brazos al moverse.
Daniel Abreu