Centro Internacional de Danza de Tenerife
Historia de la escuela
En 1972, Rosalina Ripoll funda en la capital tinerfeña la academia de danza Giselle. Tras varios años de éxito y junto a un Miguel Navarro recién llegado de los principales teatros de Europa habiendo sido primer bailarín estrella, plantan juntos la semilla de una escuela de danza con profesores de ámbito internacional y con capacidad de ofrecer, por primera vez en Tenerife, enseñanza de calidad.
Además se crea la compañía Ballets de Tenerife con ayuda del ayuntamiento y el cabildo tinerfeño, compañía compuesta en su totalidad por alumnos del centro que consigue hacerse un nombre en la década de los 80 a nivel nacional y que en estos últimos años vuelve a resurgir con más fuerza que nunca gracias a empresas tan importantes como CajaCanarias y el Auditorio de Tenerife.
Los directores del centro formados primeramente en el Liceo de Barcelona y despues con diferentes maestros de ballet internacionales, siempre han creído en el respeto a las normas del ballet clásico como base para el resto de danzas y como técnica corporal milenaria, y en esa línea de trabajo han instruído a sus alumnos década tras década mostrándoles, no sólo la danza clásica, sino también la elegancia y el buen gusto que va implícita en ella.
Desde 1996, nuestro centro dió un paso adelante y se desmarcó del resto de las escuelas de danza en canarias cuando la Consejería de Educación cultura y Deportes del Gobierno de Canarias lo autoriza para impartir el grado Elemental de Danza Clásica, autorización que aún hoy tenemos en exclusividad, y que ha facilitado la creación de profesionales capacitados que enriquecen en muchos casos el mundo de la danza en canarias. Por otro lado, el centro y sus alumnos tiene una gran actividad artística que va desde los espectáculos de Fin de Curso, participaciones en el prestigioso Festival de Ópera de Tenerife y en el Carnaval chicharrero, así como la obtención de primeros premios en concursos regionales.
Año tras año, generación tras generación, se han formando a cientos de bailarines que posteriormente han querido compartir con sus hijos y nietos el amor a la danza, por ello el gran número de casos de segundas y terceras generaciones de alumnos del centro que vuelven para aprender como sus padres y abuelos lo hicieron antaño.
El Centro Internacional de Danza Tenerife es, hoy por hoy, tras más 40 años de esfuerzo y trabajo, sinónimo de calidad y buen hacer, sinónimo de arte y espectáculo, y sinónimo de que, en Tenerife hay danza de calidad. Es el frondoso árbol que sigue creciendo de aquella semilla que Miguel y Rosalina plantaron hace tantos años.
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